Aprende de (y con) tus hijos a disfrutar de los cuentos y de la lectura
Escritores infantiles, psicólogos y expertos en educación infantil, como Begoña Ibarrola, Nélida Pérez, Rafael Guerrero, Marga Santamaría o Carmen Llopis coinciden en la importancia de los cuentos en la educación emocional de los niños.
En cómo se puede gestionar y controlar en los hijos emociones como el optimismo, la empatía, los miedos, la rabia o la autoestima. En vivir los cuentos con la pasión y los ojos de un niño y emplearlos para canalizar las emociones de los más pequeños.
Según Begoña Ibarrola, una de las autoras de cuentos infantiles más leídas de España, “los cuentos son recursos mágicos para construir la esfera emocional de tus hijos”. La escritora aclara que “los cuentos favorecen el autoconocimiento y la conciencia emocional, mostrándonos quienes somos y, lo que es más importante, quienes podemos llegar a ser”.
Según Begoña Ibarrola, “un niño que no lee tiene anemia emocional”. “Leer es compartir emociones; generar espacios emocionales comunes dones todos los seres humanos podemos comunicarnos ya que el lenguaje del corazón es un idioma universal que va más allá de las palabras”.
Esta prolífica autora de literatura infantil subraya la capacidad de los cuentos para gestionar los sentimientos de los niños porque ayudan a comprender y hablar con naturalidad y fluidez sobre los miedos, las penas o la felicidad propia y ajena; así como a lidiar con los conflictos de nuestro día a día que, querámoslo o no, transcurre plagado de emociones.
Para ella, son cinco las funciones de los cuentos:
- Estimular la imaginación y la fantasía.
- Entretener y divertir.
- Transmitir una enseñanza moral.
- Facilitar la comprensión de verdades metafísicas y filosóficas.
- Una función terapéutica, al proporcionar a los niños orientaciones y claves para comprender nuestro mundo interior o nuestros conflictos.
Al igual que Begoña Ibarrola, Nélida Pérez, experta en educación emocional, pone el foco en la importancia de trabajar con los niños las emociones desde edades muy tempranas. “Los niños deben entender que la emotividad no es algo sorprendente e incontrolable, sino un medio de expresión de su personalidad, y como todo medio de expresión, puede ser educado. Por este motivo, enseñarles a identificar, reconocer, y controlar sus emociones debería ser un objetivo prioritario en la educación de los hijos y los padres deberían servir de modelos”.