Beneficios de la competencia sana para mejorar el aprendizaje
Uno de los retos principales del equipo docente del Colegio CEU San Pablo Valencia es fomentar y gestionar la motivación de los alumnos, alimentando su interés por aprender y participar en clase.
Para alcanzar la atención personalizada que proporcionamos a cada uno de nuestros estudiantes, tenemos en cuenta sus intereses, gustos y preocupaciones, e implementamos metodologías activas, la incorporación de nuevas tecnologías al aula y el trabajo en equipo, propicionando un ambiente de compromiso, atención y motivación en el aula.
Y uno de las maneras de ayudarles a mejorar su rendimiento es generando cierta competencia entre ellos, como se hace en la gamificación. Una competitividad siempre en los límites de lo saludable, evitando extremos y desterrando la figura del ganador y del perdedor, que tanto estrés e ionseguridad puede crear. El objetivo es conseguir que asuman retos y que se efuercen por conseguir sus propósitos, aumentando su nivel de confianza en si mismo y en los demás, con el respeto como base. Es imprescindible la adecuación a cada momento del desarrollo, exigir por encima de su momento natural de crecimiento puede derivar en frustración.
Competir para mejorar y superarnos a nosotros mismos
No hay que perder de vista que la competencia sana debe encontrar el equilibrio y apuntar a una evolución razonable, porque si deriva en una competencia dura el ambiente en el aula se puede volver negativo y frustrante. Por contra, la competitividad sana es beneficiosa:
- Impulsa a los alumnos a atreverse a intentarlo y a equivocarse sin miedo, porque el error nunca es un fracaso, si no una oportunidad de aprendizaje y de superación.
- Les enseña a valorar el esfuerzo y a entender que el triunfo no es el fin en sí mismo, si no el intentar hacerlo lo mejor posible.
- Aprenden a comparar sus propios logros para ver su evolución, lo que les anima a continuar intentándolo y a comprometerse con el aprendizaje.
- Se fomenta la cooperación en el aula, la cohesión y la ayuda desinteresada.
- Al hacer hincapié en el proceso y no en el resultado, se aprende y se disfruta más.
- Sienten satisfacción por el trabajo bien hecho y el esfuerzo sincero.
- Les hace crecer en valores, al intentar conseguir sus metas de forma honesta y sin trampas.
Es clave que nuestros hijos conozcan sus límites y los padres son el mejor ejemplo para que entiendan que no se puede destacar en todo, que el esfuerzo siempre tiene recompensa y que se puede disfrutar pese a no ganar. Hay otras metas muy satisfactorias como la generosidad, el reconocimiento hacia los demás y el trabajo en equipo.