Conocemos de primera mano la experiencia de participar de forma activa y desinteresada en un voluntariado
Conocemos la experiencia de voluntariado de Jose Luis y Mariola durante una de las tutorías de 2º de Bachillerato
Los nervios propios de quienes, como José Luis y Mariola, quizá no están tan acostumbrados a hablar en público en un espacio exclusivamente preparado para eso, es la primera apreciación del inicio de una charla dirigida a los alumnos de 2 de Bachillerato, acerca de lo que supone participar de forma activa y desinteresada en un voluntariado.
En esta ocasión y dentro de la programación de tutorías de este curso, nuestros invitados acuden desde una parroquia del popular barrio de Orriols de Valencia, como representantes del grupo de personas que, desde Cáritas, ejercen una labor importantísima a la sociedad.
Han venido con la ilusión de transmitir la experiencia de lo que significa trabajar y ofrecerse por las personas que, por circunstancias de la vida, carecen de necesidades que para el resto de las personas pasan desapercibidas, sencillamente porque no las apreciamos como tal.
Sorprende a alumnos y profesores presentes, el nivel de compromiso, la sencillez para trasladar situaciones y realidades tan duras y, sobre todo, la capacidad humana y de respeto tan grande que significa convertirse en el “otro”, ese que no entiende realmente porqué tú estás ahí después del trabajo o un fin de semana, cuando podías estar perfectamente en tu casa con tu familia.
Evidentemente hay algo muy grande que hace que personas tan necesarias y maravillosas como José Luis y Mariola estén al lado de personas que, a lo mejor, solo necesitan su presencia.
Nos ofrecen un vídeo de actividades desarrolladas con los niños y jóvenes que acuden al centro destinado en la parroquia, con instalaciones sencillas, justas quizá, pero en las que pueden ofrecerles un espacio de juego, de ayuda en las tareas educativas, de aprendizaje, de silencio y oración, un espacio en el que quién sabe, puedan facilitarles o acompañarles en la tarea de integrarse en la sociedad.
A veces es muy duro porque la experiencia de la vida para estas personas, jóvenes la mayoría, ya lo es desde el inicio. Del juego a veces hay que pasar a la reflexión de que se puede hablar sin gritar e insultar, a que pueden sentarse e intentar calmarse, hasta incluso a que pueden “plantar cara” a una realidad que les ahoga.
Son personas normales. Pero dudamos de ello cuando afirman que este compromiso es una lección de vida que ellos dicen “vicia”. Es admirable. La fe sin duda mueve montañas.
Los alumnos miran y escuchan callados. Algunos ya se atreven a preguntar cuándo y cómo pueden también ayudar. Ellos piensan que no disponen de tiempo para nada ya que están muy ocupados con sus estudios. La contestación es un mensaje de madurez y esperanza: “Es cierto, pero no te preocupes, tiempo habrá cuando tengas la voluntad y sea el momento de hacer lo que te propongas, lo que os propongáis. El paso del tiempo os lo dirá”
Nos despedimos de José Luis y Mariola con un abrazo cariñoso y con el agradecimiento de habernos ayudado en una tarea formativa tan importante para el colegio. Nos confiesan que tienen que recoger a Joel, su hijo de tres meses a quién, como hoy y todos los días que acuden a la parroquia, cuidan con extrema admiración sus abuelos…