El juego en el aula: aprendizaje y motivación
Jugar es una necesidad de todos los niños, tanto que es reconocido como un derecho en la Convención sobre los derechos del Niño. El artículo 31 recoge que «los Estados Partes reconocen el derecho del niño y la niña al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes».
Jugar favorece el desarrollo integral de niños y jóvenes
No hay duda de que el juego les sirve para establecer su lugar en el mundo, la relación con los demás y con ellos mismos. Tiene, por tanto, una importante dimensión social (el juego es un reflejo de la sociedad y de la cultura en la que crecen), pero también otra física (relacionada con la psicomotricidad) y otra personal (en cuanto a la expresión de su forma de ser, el descubrimiento de sus capacidades, etc.).
Por todo esto, aprender a través del juego es una forma muy eficaz de fomentar la motivación del alumnado y de animar a su participación. Así conseguirán desarrollar competencias y aprender nuevos contenidos, todo de una forma evaluable por parte del profesor.
Aunque el juego también está presente en la gamificación, con ella nos limitamos a adaptar elementos del juego a un contexto educativo. El aprendizaje basado en el juego, sin embargo, introduce el juego en clase —en muchas ocasiones diseñado ex profeso con objetivos pedagógicos— para que los niños y jóvenes aprendan una serie de cuestiones a través de su participación, es decir, jugando. Si desde el punto de vista de la gamificación la motivación es el eje central, más allá del resultado, en el aprendizaje basado en el juego es posible que los jugadores no ganen, pero que sean capaces de disfrutar de la actividad en sí misma, yendo mucho más allá de sus beneficios pedagógicos.
Gamificación y juego en el marco de una educación innovadora
En este contexto es vital el nivel de entretenimiento y de jugabilidad del juego propuesto. Los hay orientados solo a la diversión, pero también están aquellos dirigidos a afianzar conocimientos. Aún así, los primeros se pueden adaptar para el aprendizaje de algo en concreto.
Para plantear una estrategia de aprendizaje basada en el juego, la introducción de este en el aula debe cumplir con estos requisitos:
- Tener un objetivo de aprendizaje claro. Es decir, hay que evitar que la actividad se convierta en un simple juego que no redundará en la fijación de conocimientos o el desarrollo de competencias.
- Ser atractivo para el alumnado.
- Permitir el desarrollo y la evolución de sus jugadores a través de retos, niveles, resolución de problemas empleando los conocimientos que deben adquirir con el juego, etc.
En los Colegios CEU somos conscientes de que nuestra tarea como educadores debe dar una respuesta amplia a las necesidades de niños y jóvenes. Solo así lograremos una educación integral que les convierta en adultos equilibrados y felices.