Niños resilientes, adultos competentes
Según el psiquiatra Enrique Rojas, es un error educar para el éxito y la felicidad. «Hay que educar para el esfuerzo, la lucha deportiva, el espíritu de superación, templar la conducta para crecerse ante las dificultades», escribe en el prólogo del libro “Levantarse y luchar”. Su autora es la psiquiatra y doctora en Neurociencia, Rafaela Santos, presidenta del Instituto Español de Resiliencia, de la Fundación Humanae y de la Sociedad Española de Especialistas en Estrés Postraumático.
Según Rafaela Santos la resiliencia se aprende y es muy importante que se enseñe en el colegio desde edades tempranas. “Los niños resilientes serán adultos competentes”.
La resiliencia es la capacidad del ser humano de afrontar la adversidad y fortalecerse, de una forma constructiva. Viene del latín resilio, que significa rebote. Y es eso: una pelota de goma rebota y puede llegar más alto y de eso se trata; pero si es frágil, cae y se rompe. “Por eso la resiliencia tiene mucho que ver con la flexibilidad».
Afrontamos el futuro cada vez con menos certezas, y nos encontramos ante situaciones que nos hacen sentir extremadamente vulnerables: inseguridad laboral, cambios tecnológicos, enfermedades… Y aquí, precisamente, entra en juego la resiliencia. “Siempre hay salidas; el ser humano tiene la capacidad de convertir un hecho traumático en una obra de arte”, según la doctora Santos.
Hace más de diez años, desde la Sociedad Española de Especialistas en Estrés Postraumático empezaron a estudiar de qué manera tratar correctamente el trauma y cómo ayudar a superarlo, y vieron que en ocasiones, el acontecimiento traumático, en lugar de tener efectos destructivos, fortalecía a esas personas.
Escultores de nuestro cerebro
Según Rafaela Santos, el cerebro tiene la capacidad de ver las adversidades como si fuera una amenaza o como si fuera un reto, según la información que le mandemos. En el primer caso, segrega neurotransmisores que nos preparan para luchar o huir, pero nos bloquean y neurotizan; en cambio, si esa situación la puede ver como un reto se segregan otros neurotransmisores beneficiosos, que nos proporciona confianza y nos hacen más fuertes.
El cerebro aprende por modelos. «Cuando vemos personas extraordinarias, su ejemplo nos enseña a afrontar las dificultades, porque pensamos: si esta persona ha podido yo también”.
Las tres A de la resiliencia
Según Rafaela Santos, estas son las tres A de la resiliencia:
Aceptar la realidad que no puedes cambiar.
Adaptar. Lo que no hay que olvidar es que el cerebro tiene la capacidad plástica de adaptación a cualquier circunstancia. Cada uno, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro. “Sobreviven los que mejor se adaptan”.
Apoyo. “Para ser resiliente necesitas apoyo; es lo que te permite levantarte y luchar”.
Y hay una cuarta que lo engloba todo, la Actitud, como factor multiplicador. La actitud positiva te hace crecer. “No podemos elegir la adversidad pero la actitud con que la afrontamos sí”, según Rafael Santos.