Cómo inculcar la solidaridad desde los primeros años
La solidaridad es un valor que nos ayuda a ser conscientes de las necesidades de otros y nos genera el deseo de sumar en su satisfacción. Como todos los valores, se deben fomentar en el Colegio y en casa.
La solidaridad es un concepto que se asienta en el respeto a la dignidad de las personas. El contacto con la empatía y el cuidado de los otros se establece en los primeros años a través de los padres en el seno de unas relaciones afectivas saludables. A medida que crecen, los niños desarrollan esa sensibilidad hacia el otro al relacionarse entre iguales.
Sin duda, la solidaridad también se aprende en casa al ver, identificar conductas e imitarlas. Así, nuestros niños crecen en la empatía, y poco a poco se van despertando en ellos una preocupación sana por los demás. A esto hay que sumar entornos educativos como los que planteamos en los Colegios CEU, en los que promovemos la cooperación frente al individualismo y, frente a la competitividad, el trabajo en equipo para alcanzar un mismo fin.
Logramos así no solo un mejor rendimiento académico, también unas relaciones positivas entre compañeros. De este modo aprenden a dialogar, a comunicarse, a transmitir lo que sienten y piensan, a la vez que se estimula el espíritu de equipo, algo clave para crecer en la solidaridad.
Pautas para educar en valores
Este es un valor que se debe trabajar desde la etapa infantil. Así, a partir de los 2 años de edad, los niños ya han desarrollado una conciencia sobre la existencia de otros, y son capaces de afrontar tareas como ayudar y colaborar.
Asimismo, establecer un entorno seguro en el que se puedan expresar sin temores y con total libertad resulta clave. También lo es la vigilancia de los formadores y de las familias para detectar las conductas intolerantes o egoístas, para reconducirlas y extraer un aprendizaje del proceso.
Sin duda, la solidaridad es una muestra de altruismo que se aprende y se fortalece con los años de desarrollo, que convertirán a los más pequeños en personas capaces de establecer relaciones de confianza, en las que la reciprocidad, entendimiento, comprensión y afinidad son protagonistas.
Debemos tener en cuenta estos consejos para educar en la solidaridad a los niños:
- El ejemplo. La solidaridad se transmite y se aprende, sobre todo, con el ejemplo. Mostrando actitudes solidarias los adultos conseguiremos que los más pequeños interioricen su valor.
- La empatía. Es posible que aprendan a ponerse en el lugar de los demás a partir de los 2 años. Es el mejor momento para empezar a inculcar el valor de la solidaridad.
- La comunicación. Una relación fluida tanto con la familia como con los profesores y demás miembros de la comunidad educativa es clave para que acepten con confianza esos valores que les queremos trasladar.
- Un entorno positivo. Para promover valores como la solidaridad debemos aportar a los niños entornos afectivos y comunicativos siempre positivos, en donde sientan libertad para expresarse y se sientan escuchados.
- Mostrar lo que se consigue al ser solidario. Comentar todo lo bueno que ha logrado alguna persona al desarrollar una labor solidaria les hará entender su importancia.
- Compartir en el Colegio. En el día a día en las aulas debemos potenciar su preocupación por los demás y la ayuda mutua.
Con la solidaridad los niños sabrán trabajar en equipo, compartir, respetar a los demás, ceder cuando sea necesario y, en resumen, convivir. Pero la solidaridad hay que enseñarla en la vida cotidiana para que acaben superando sentimientos individualistas y egoístas que suelen aparece en los primeros años.